A veces soñaba con subirse a un coche y conducir hasta llegar al mar.... Se veía bañándose en un mar de cal, sintiendo en su cuerpo la cálida luz de un atardecer en verano. Le gustaba el olor a madera quemada, el tacto del nylon sobre su piel y su boca. Sentía ganas de sentir el placer, de dar placer, de emborracharse, de jugar con fuego. Tan grande era su fantasía que sentía huesos en su interior.
Un día, al volver a casa, le conté la verdad. Le dije que si ella vivía era gracias a mi imaginación.